A veces, se observa en el niño una gran rapidez de visualización, cuando lee en voz alta. Podríamos decir que la rapidez en la apreciación de sus ojos es superior a la capacidad de movimientos linguales, labiales o fónicos.
En ocasiones el farfulle o es confundido con la tartamudez. Se observa, sin embargo, que el niño con farfulleo se expresa mejor cuando está fuera del círculo de personas que conviven con él, y acentúa su defecto dentro de este círculo. A la inversa, el tartamudo se expresa con mayor claridad y habla mejor dentro del ambiente familiar, y su defecto se agrava ante personas extrañas.
La corrección del niño con farfulleo depende de la gravedad de su defecto. Si está muy arraigado, hay que llegar hasta la articulación de los fonemas individualmente, los que dará con toda facilidad. Se pasará después a las combinaciones con las vocales, formación de palabras y formación de pequeñas frases. Habrán algunos casos en que será necesario incluso dar a compasadamente la unión en sílabas, aunque estos casos son muy raros.
Si la maestra vigila activamente la expresión, da buenos resultados la lectura en alta voz, el recitado, la narración de un acontecimiento, el cuento, etc. Cuando se trate de lectura y recitado, la maestra debe actuar primero, para que el niño le imite. Cuando el niño suprima fonemas consonantes finales, como la s(ma o meno, por más o menos), la d, z (pare, lu por pared, luz), o elimine la c o la p en otras palabras (atitud por actitud), la maestra debe formar listas con las palabras que posean los elementos eliminados, haciéndolos repetir al niño lenta y pausadamente. Si el defecto es total, la corrección requiere mucho tiempo y mucha perseverancia, y debe ser obra de todo momento, aunando esfuerzos con la familia, para así poder llegar a resultados satisfactorios.
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